martes, 24 de febrero de 2009

¿Una teoría crítica para América Latina?

¿Una teoría crítica para América Latina?

Juan Moreno Blanco*

Profesor Titular de la Universidad del Valle. Docteur en Études Ibériques et Ibéro-Américaines

Resumen:
Se hace una breve introducción a las circunstancias en que aparecen procesos de producción de conocimiento en ciencias sociales y humanas en lugares de enunciación al margen de los centros del saber euro-occidentales. Posteriormente se presenta la específica situación de ese fenómeno en América Latina.

Palabras clave:
Teoría crítica latinoamericana; epistemologías fronterizas; hermenéuticas no monotópicas; geopolítica del conocimiento; narrativas contra-hegemónicas.




“...el hecho de que el conocimiento sea una construcción social también significa que es socialmente posible tener un conocimiento más válido”
Comisión Gulbenkian, p. 101





En las últimas décadas del siglo pasado las estructuras de producción del conocimiento en ciencias sociales y humanas conocieron una notable transformación. Desde diversos horizontes y ópticas se empezó a cuestionar la validez o pertinencia de los saberes provenientes de las academias de euro-occidente para contextos diferentes a los de la modernidad histórica. Así, en procesos diversos y no siempre simultáneos, comenzó a emerger desde los márgenes de las otrora consideradas metrópolis académicas un conocimiento y una teoría crítica de la sociedad, la historia y la cultura que sin duda cambiará la orientación del “humanismo” en las academias de los países con pasado colonial en el siglo XXI. En ese proceso de recambio epistémico Latinoamérica no es una excepción.

Conflicto de interpretaciones y comunidades de interpretación

La hermenéutica contemporánea reconoce que ahí donde hay sentido siempre hay más de un sentido y por consiguiente ante un hecho significante siempre tenemos un espectro de interpretaciones. A menos que creamos que esta apertura es infinita hasta la anarquía hemos de considerar que la interpretación del sentido estará siempre relacionada con la especificidad del sujeto de la interpretación o, en otras palabras, con la situación del sujeto que hará uso de ese sentido en un contexto más o menos definido. En la sociedad del conocimiento la interpretación del sentido de los discursos que lo constituyen es una de las expresiones de este fenómeno. Si ya no vivimos en la simple expectativa de saber cuál es el conocimiento (su contenido proposicional, su contenido como “enunciado”) sino más bien atendemos a su significancia en relación con nuestra propia evaluación del mundo y nuestra perspectiva vivencial y social, es porque en la sociedad del conocimiento de hoy ya no basta con que éste sea una aserción-inserción dentro de la cadena o racionalidad de los conocimientos constituidos (las disciplinas), sino que es necesario que él sea entendido como acto de enunciación que explicita claramente su lugar de enunciación (su locus). Es decir que el sentido y validez del conocimiento ha dejado de relacionarse exclusivamente con su lógica interna para pasar a relacionarse también con su anexión a determinadas agendas históricas e ideológicas a las que sirve. Ante el sentido del saber ya no se halla un sujeto “universal” sino un sujeto situado; en vez de pertenecer a una disciplina de “leyes universales” el sujeto que lee el conocimiento se reconoce como miembro de una comunidad específica de interpretación que se pregunta de dónde viene el conocimiento, a quién sirve y cuál es su inserción en una geopolítica del conocimiento.
Ante la expectativa del sujeto situado todo conocimiento que no tematice su locus de enunciación fatalmente entra en la tradición del logos de la modernidad que hacía abstracción del lugar desde donde era producido y reclamaba (y obtuvo por mucho tiempo) el estatus de “conocimiento universal” o, en otras palabras, era tomado como conocimiento de un sentido único. Es lo que, según Santiago Castro-Gómez, se llamó la “hybris del punto cero”, desde donde el pensamiento forjador de la modernidad pretendía “convertir a la ciencia en una plataforma inobsevada de observación a partir de la cual un observador imparcial se encuentre en la capacidad de establecer las leyes que gobiernan tanto al cosmos como a la polis” (Castro-Gómez, 2005:27).
Considerar el conocimiento como enunciación, leerlo dentro de una geopolítica, permitió historizarlo, es decir, tematizar su sentido en relación con unas agendas. Así, la siguiente evaluación de una de las verdades macro-políticas de la Ilustración-modernidad sólo fue posible a condición de que la conciencia crítica no la evaluara desde el interior del “logos único” ni desde el locus enunciativo del conocimiento “clásico” :
“La ideología liberal propuso la protección de los derechos humanos supuestamente fundamentales, pero en la práctica siempre se le brindaban a una minoría de la población mundial. En los regímenes antiguos un grupo muy pequeño integraba los estratos privilegiados. Los estados liberales sostenían que, siguiendo los ideales de la Revolución francesa, se abolirían los privilegios. Lo que realmente querían decir era que los privilegios (o al menos algunos de ellos) se harían extensivos a un grupo de personas denominadas ciudadanos, pero que ese grupo ya representaba una minoría. La combinación de nacionalismo, racismo y sexismo definían las fronteras de quién era incluido y quién excluido”. (Wallerstein, 2003 : 26)

La conciencia crítica evalúa la proyección práctica del sentido de ese conocimiento y el servicio que presta a las agendas hegemónicas. Es decir, pone en claro el nexo entre saber y poder en los centros imperiales que construyeron esas verdades de la modernidad. Esa conciencia exotópica a la modernidad, a los proyectos hegemonistas y a las fuerzas de la mercantilización que crecieron con ella, se convirtió en una alternativa epistémica a la actual época de crisis del sentido (crisis de la unicidad del sentido) del conocimiento en un mundo marcado por la lógica del dominio y del consumo.

Las hermenéuticas no monotópicas (o narrativas contra-hegemónicas)

La unicidad topológica, cronológica y axiológica de lo conocido derivada del logos de la modernidad auto-centrada sufre una crisis de desarticulación cuando su fundamento, el locus único del conocimiento ─que presume o necesita un sujeto anclado en un único lugar de interpretación─, es contestado por sujetos de enunciación que vienen de la experiencia colonial. Desde la subalternidad, desde los intersticios del conocimiento instituido-estatuido o desde una epistemología fronteriza, un ejercicio del conocimiento nuevo (Postcolonialidad, Estudios Coloniales, Estudios de Género, Estudios Culturales, Estudios Subalternos, Teoría sin Disciplina, Giro Decolonial) desatiende al control o régimen canónico de las disciplinas y construye nuevas cartografías intelectuales y nuevas narrativas del pasado de la Modernidad-Colonialidad donde los sujetos históricos y culturales invisibilizados adquieren un lugar discursivo (un locus enunciativo) y dan curso a un conocimiento ya no universal sino local y político, ya no pretendidamente neutro sino inserto manifiestamente en una agenda.
Y es que la historia del pasado colonial en todo el orbe había sido hecha por los colonizadores europeos y por los nacionalismos constructores de las naciones periféricas a la modernidad, esto había dado dos tradiciones narrativas teleológicas donde los proyectos hegemónicos (el imperial y el nacional-estatal) se auto-referían y se auto-justificaban. Con la entrada en juego del alternativo locus enunciativo y de las nuevas comunidades de interpretación emerge una contra-narrativa que estudia las omisiones y ocultamientos de la historia “oficial” tanto colonial como “nacional” al igual que los archivos (en todos sus formatos) donde la memoria recupera la acción y significación histórica del Otro subvalorado y negado.
Surge entonces en estas narrativas de nuevo pivote geopolítico un protagonismo del sujeto olvidado por los anteojos conceptuales de la modernidad; de ahí la prioridad de tematización narrativa o construcción de los objetos del conocimiento desde la raza, la etnia, el género, la religión, la clase, la identidad sexual.
Por otro lado, el evidente auto-centramiento de los pensadores euro-occidentales y sus sistemas (incluido el marxismo), que no pudo pensar al Otro más allá de los límites de la modernidad porque no incluyó en sus reflexiones el fenómeno de la colonialidad ( sin el cual la modernidad no hubiera sido posible), empieza a parecernos una forma de parroquialismo o provincianismo epistemológico. Haciéndole contraste, las nuevas hermenéuticas no auto-centradas (no pueden pensar la colonialidad sin relacionarla con la modernidad), lucen una agresiva dinámica de construcción intelectual preocupada por pensar un conocimiento pluriversal más comprometido con el diálogo, la comprensión de las relaciones de alteridad y la lectura de cartografías interculturales.

El des-cubrimiento epistemológico de América Latina

En el siglo XIX José Martí y su nuestroamericanismo pareció anunciar para el siglo XX la emergencia de un pensamiento desde Latinoamérica para Latinoamérica pero su figura difícilmente da para anunciar una genealogía o una continuidad de autonomía intelectual. Con alguna frecuencia se mencionan nombres como el de Darcy Ribeiro y su teoría de las civilizaciones o el de Orlando Fals Borda y su discurso sobre el conocimiento propio, como ejemplos de un pensamiento local-macroregional que enfrenta la colonialidad del saber que se institucionalizó en las academias de todo el continente. El Libro “La invención de América” de Edmundo O’Gorman (1954) es una obra que coincide en bastantes puntos con “El Orientalismo” de Edward Said en la intención de hacer una relectura del proceso en que euro-occidente construye desde su locus discursivo la realidad del colonizado radicalmente Otro. Desde su aparición, en 1984, “La ciudad letrada” de Angel Rama se convirtió en una referencia infalible para comprender el hegemonismo cultural y el colonialismo interno en América Latina. Estos y otros picos altos del pensamiento crítico latinoamericano, a pesar de su importancia, no habían confluido en una contemporaneidad o en un mismo movimiento que los hicieran ver como una coherencia anunciadora de una escuela o de una co-relación. Tal vez la enumeración y puesta en evidencia que pasaremos a hacer de la emergencia de unos pensadores y una obras en América Latina, esta vez sí en co-ocurrencia, ilustre un presente en que nuestro continente deja de consumir “teoría universal” para empezar a producir su propia teoría crítica.

En el libro “La invención del tercer mundo” el antropólogo Arturo Escobar estudia las coordenadas histórico-institucionales de la posguerra que hicieron posible que mediante el discurso-conocimiento del desarrollismo se acentuara el dominio de la banca internacional sobre los países declarados “subdesarrollados” (Colombia el primero), con el agravante de que con la soberana penetración de los proyectos del capital se desarticularon procesos socio-económicos y culturales propios. Esta investigación muestra muy bien el anclaje enunciador de un conocimiento instrumentalizado en la empresa de dominio y sometimiento internacional. También muestra el paisaje de desamparo cognitivo del mundo colonial frente a la pretensión de verdad de un saber que desde la arrogancia de su unicidad (universal) acentúa las relaciones de dominación.

Los trabajos del semiólogo Walter Mignolo, que emergen desde los estudios de la literatura colonial, ponen en evidencia el hecho de que las hermenéuticas monotópicas, que consagraban como “literatura” una ínfima parte del legado textual colonial latinoamericano, sirvieron para ocultar y subvalorar la naturaleza plural de la cultura de estos países. Su trabajo ejemplifica la transformación que se opera sobre las disciplinas consagradas por la modernidad cuando se pone en práctica una epistemología fronteriza que no sólo atiende a las realidades de la modernidad sino también a los pasados culturales coloniales. Su hermenéutica no monotópica nos deja ver el lado oscuro de los estudios literarios que sirvieron para monumentalizar sujetos y obras de la cultura letrada al tiempo que instalaban barreras impermeables a la cultura del otro de la modernidad.

Con “Crítica de la razón latinoamericana”, “La hybris del punto cero. Ciencia, raza e ilustración en la Nueva Granada (1750-1816)” y numerosas compilaciones de trabajos de las que es editor, Santiago Castro-Gómez ha contribuido a trazar las genealogías tanto del pensamiento y las narrativas hegemónicos como las del pensamiento crítico y contra-hegemónico en América Latina. Al analizar en diferentes ámbitos de la historia latinoamericana los órdenes epistemológicos, las prácticas discursivas y los mecanismos disciplinarios ha puesto en curso una perspectiva de análisis de la biopolítica que desvela la función-misión dominadora de la episteme euro-céntrica en nuestras coordenadas históricas.

Otras figuras centrales, mas no las únicas, de esta co-ocurrencia de teoría crítica son Fernando Coronil (sobre las cartografías espacio-temporales del imperio); Enrique Dussel (encubrimiento del Otro y su necesario des-cubrimiento, ética y filosofía de la liberación); Anibal Quijano (Colonialidad del poder, la emergencia de la idea de raza, la necesidad de una re-originalización); Edgardo Lander (eurocentrismo académico, colonialidad del saber), etc.


Somera bibliografía de referencia

Tal vez una de las primeras ocasiones en que algunos de estos pensadores latinoamericanos fueron editados juntos fue en el libro “Teoría sin disciplina. Latinoamericanismo, poscolonialidad y globalización en debate”, edición de Santiago Castro-Gómez y Eduardo Mendieta, México, Editorial Porrúa, 1998 (todos los textos se pueden bajar de internet salvo el de Fernado Coronil, que está en la Revista Casa de las Américas, N° 214, enero-marzo 1999).

A continuación se enumeran compilaciones donde se incluyen trabajos significativos de esta co-ocurrencia epistemológica.
1 “Pueblo, época y desarrollo: la sociología de América Latina”, Roberto Briceño-León / Heinz R. Sonntag (Ed.), Editorial Nueva Sociedad, Caracas, 1998.
2 “Pensar (en) los intersticios. Teoría y práctica de la teoría poscolonial”, Santiago Castro-Gómez, Oscar Guardiola-Rivera, Carmen Millán de Benavides (Ed.), Centro Editorial Javeriano CEJA, Bogotá, 1999.
3 “La reestructuración de las ciencias sociales en América Latina”, Santiago Castro-Gómez (Ed.), Centro Editorial Javeriano CEJA, Bogotá, 2000.
4 “La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas”, Edgardo Lander (comp..), CLACSO / UNESCO, Buenos Aires, 2003 (Todos los textos se pueden bajar de internet).
5 “Capitalismo y geopolítica del conocimiento: El eurocentrismo y la filosofía de la liberación en el debate intelectual contemporáneo”, Walter Mignolo (Compilación e introducción), Ediciones El signo, Buenos Aires, 2001.
6 “Modernidades coloniales”, Saurabh Dube, Ishita Banerjee Dube, Walter Mignolo (Coordinadores), El Colegio de México, México, 2004.
7 “El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global”, Santiago Castro-Gómez, Ramón Grosfoguel (Ed.), Pontificia Universidad Javeriana / Universidad Central / Siglo del Hombre Editores, Bogotá, 2007.
8 “Pensar el siglo XIX. Cultura, biopolítica y modernidad en Colombia”, Santiago Castro-Gómez (Ed.), Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana: Universidad de Pittsburg, 2004.
9 “Historias locales /Diseños globales. Colonialidad, conocimientos subalternos y pensamiento fronterizo”, Walter D. Mignolo, Akal, Madrid, 2003.
10 “La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial”, Walter D. Mignolo, Gedisa Editorial, Barcelona, 2007.

Un caso especial ha sucedido con el libro que Walter Mignolo publicó en inglés (“The darker side of the renaissance: literacy, territoriality and colonization”, 1995) y que todavía no es accesible para los lectores hispanohablantes.
También hay que señalar algunas de las antologías que en otras lenguas abordan este fenómeno de teoría en América Latina:
- “The postmodernismo Debate in Latin America”, J. Beverley / J. Oviedo / M. Aronna (Eds.), London, Duke University Press, 1995.
- “Lateinamerika denken. Kulturtheoretissche Grenzgänge zwischen Moderne und Postmoderne”, Tübingen, Gunter Narr Verlag, 1994.
- “Latin America and Postmodernity. A Reader”, E. Mendieta / P. Lange-Churión (Eds.), New Jersey, Humanities Press, 1996.



Referencias

7 Castro-Gómez, Santiago, 2005, La hybris del punto cero. Ciencia, raza e ilustración en la Nueva Granada (1750-1816), Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá.
8 Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias sociales, Immanuel Wallerstein (Presidente), 2003 [1996], Abrir las ciencias sociales, Siglo XXI Editores, México.
9 Wallerstein, Immanuel, 2003, Utopística o las opciones históricas del siglo XXI, Siglo XXI Editores, México.
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jueves, 12 de febrero de 2009

lunes, 9 de febrero de 2009

SEMINARIO DE INVESTIGACION


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